La celebración del XXIX aniversario de la fundación del restaurante El Albero, en la Corta de Jerez, y la previa información de las excelencias de este establecimiento que nos ha transmitido desde hace algún tiempo nuestro amigo, Juan del Valle, nos ha motivado a cumplimentar este pasado sábado, 18 de Junio, la visita correspondiente y aprovechando la escala previa a las Bodegas Urium de Jerez, de la que hemos dado cumplida referencia en este libro de bitácora, que diría un patrón de bote de La Caleta, llegando a las 14 horas con la intención de dar buena cuenta de las teóricas virtudes de El Albero.
El local es grande como para dar un mitin de IU, de otros partidos no me atrevo a asegurarlo, con distintas estancias, bien acondicionado y fresco, que falta hacía ya que como se sabrá en Jerez, la feria y el clima están muy cercanos a Miarmaland, aunque en la Corta, las brisas de poniente refrescan algo más que en El Gallo Azul, un poné.
Mesa larga, modelito BBC, donde cupimos todos y sobró espacio. Notorios y doctos asistentes, que podrán reconocer en las fotos, y un crío de meses que dio la del pulpo a la gallega en versión "SusVáisAEnterar", sin gaitas, a capela.
A la cabeza Juan Pedro, propietario, activo cazador, pescador y polifacético jerezano, nacido en la propia Corta de Jerez, junto al Guadalete, entre pescadores de angulas, cuando las hubo, naturalmente, que ya cuenta la historia que después del Bidasoa, fue en este gaditano río donde se secundó esta singular pesca. Amable y servicial, comenzó con unos entrantes desconocidos para mí. Cazuela de papas con calabaza y mucho ajo, todo cocido, peculiar y sin calabazas en sus orígenes, según me relató, J.P, cuando se lo preparaba su madre en la infancia y al que llaman "Empujao" (Un librepensador encontraría más de una connotación en este término).
Otra cazuela de papas, acelgas y fritá casera de tomate, aunque este adjetivo sobra pues todas la elaboraciones del Albero son caseras y no existe contribución de envasados.
De nuevo singular plato, original y nativo de la Corta, al parecer. La fritá impresionante y digna de mención en los cuadernos de campo de Pepe Monforte, a quien tanto gusta estas salsas, donde se pierden los miajones de cundi y el dedo gordo remata la "levantá" del glorioso sopón.
En caliente se tocaron unas tortillitas de bacalao semanasanteras, golliponas y elaboradas con la maestría propia de un artista, a semejanza de las afamadas "Tortillitas de Camarones de La Guapa", de Cádiz (Esta fritura, ha rozado la beatificación y posterior santidad por intitularse "........de camarones" y rozar la gloria el bienaventurado que encontrara al menos uno, camarón me refiero, claro está).
Al paso de las croquetas de nuevo se estableció el marchamo "Hecho en Casa" y pudimos dar buena cuenta de algunas de ellas, acompañadas de papas fritas que ya no recordaba y es que las congeladas te las colocan como las aceitunas, en todas las barras. Estas sin embargo, procedían de Sanlúcar, donde el langostino, la manzanilla, las acedías y las papas son objetos de culto inigualables.
Poeso, que un par de huevos de gallina de campo y una buena fritá de estas papas acaban con la crisis griega y la despoblación de Cádiz.
Luego apareció una de las esencias de Cádiz, "Sangre en tomate", con la misma preparación del tomate que en el entrante, y al parecer de chuparse hasta los dedos de los pies, y digo al parecer por qué no soy yo de sangre ni menudillos, y así respeto a los testigos de jehová, que hay que ser tolerantes y esas cosas.
Para compensar me comí un par de platos de menudo genuinamente gaditano, con profusión de garbanzos y el colágeno necesario para dejarte los labios pegados como el "Loctite®" y esto para mí, no es menudillo es un manjar difícil de elaborar y mucho más de encontrar en un establecimiento, y aquí, estimado YúYú (Autor de "Los Rebañadores de las Ollas de Menudo", chirigota de Cádiz), lo he conseguido. Admirable menudo que contadísimas veces he comido con similar calidad. Por esto, es más que suficiente para visitar el Albero.
Y al remate unas albóndigas, no prietas o monfortinas, bordadas como la pasamanería y puntillas del ajuar de una imagen cofrade. Con la salsa habitual, tan cacareada y nunca conseguida como en el Albero, con sus almendras picadas, punto de buen vino jerezano, textura exacta y sabor y aroma excepcionales. Para refutarlo, me endiñé dos platos que no necesitaban fregado posterior. Un pelotazo de albóndigas que si las prueban los del "partidito" de La Zarzuela, nombran Grande de España a Juan Pedro y Patrimonio Nacional al Albero.
A los postres Tocino del Cielo, Flan y Tarta de Queso, todo elaborado con la misma bondad que los platos salados y dignos de arrepentirse de haber comido dos platos de cada y no haber dejado un huequecito para poder hartarse de este remate final. Una pena, que aliviaré cuando esté de dieta dukan, esa tan de moda, y me dedique a controlar la glucosa en sangre.
Para regar todo y estar al nivel correspondiente, se degustó, nada más y nada menos que Garum, tinto de las Bodegas Luís Pérez, que junto al Samaruco y Petit Verdot, merecen tesis y estudio aparte, y una estancia exclusiva y a 17° de temperatura, en el Parnaso, para que las Musas degusten las esencias de su primo Dionisio, que es quien puede catalogar estos vinos con certera exactitud.
Binomio a considerar: El Albero y Bodegas Luís Pérez.
2 comentarios:
Bueno, Mariano, por fin consigo acceder a la dichosa ventanita de los comentarios. Así que vamos a ello, oye.
Reseña muy descriptiva y motivadora. A buen seguro que provocará en quien la lea una inundación salivar. Las fotos acompañan espléndidamente al texto, como ha de hacer una buena salsa, que resalta sin ocultar la excelencia de lo importante.
Una cosilla más y sólo para tu tranquilidad. Hasta ahora había usado el portátil para ver tu blog, pero ahora que uso el sobremesa con pantalla "cinemascope" tengo que decirte que, gráficamente, mejora mucho la experiencia. "La nVidia que es mu mala". La del portátil, claro.
Gracias. La idea es simple: Si efectivamente es digno hay que publicarlo, así no habrá sorpresas y se mejorará la vapuleada hostelería gaditana.
Y quien discrepe, puede expresarse libremente. Todo ayudará a fomentar la buena comida y amabilidad que falta nos hace. Generalmente no comento sobre precios y ello significa que están ajustados. Lo fácil es hacer y vender buena comida y que solo la puedan pagar unos pocos. En este caso se explicitará para que huyamos de ellol como el YúYú de la famosa espiocha. Ya sabes que en este aspecto hay establecimientos más peligrosos que un indio detrás de un árbol.
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