He aquí, una prueba de la pluralidad de esta página. La participación de mi amigo y compañero, José A. San Miguel, así lo certifica.
¡Gloria a la Libertad!.............esquina a Hospitalito de Mujeres.
Pregunta: ¿cuántos de los que votaron PP en las pasadas elecciones de 20N empiezan a arrepentirse de su decisión?
Yo no me arrepiento por el simple hecho de que no los voté. Sin embargo, he de decir que albergaba una remota esperanza de que, llegados al poder, pondrían en marcha medidas que, aún siendo duras, nos harían caminar en la buena dirección. De esto sí que me arrepiento, de haberles concedido el beneficio de la duda. Soy un ingenuo incorregible, ¡qué le vamos a hacer!
Alcanzada la mayoría absoluta, si bien es cierto que más por deméritos del PSOE que por habernos esperanzado con sus inexistentes propuestas, esperaba de D. Mariano Rajoy una capacidad de liderar “la remontada” que ha dilapidado en una semana. Nos presenta un programa en la investidura para pocos días después, en el primer consejo de ministros, hacer justo lo contrario. ¿Recuerdan eso de “decir una cosa y hacer la contraria”? Para empeorar lo cosa no fue capaz de defender personalmente el cambio del cambio. Muy mal inicio, aunque ya anticipado en la rueda de prensa para anunciar la composición de su gobierno en la que se limitó a leer nombres y cargos y no admitió pregunta alguna. En su línea. Ahora bien, hacer política al estilo D. Tancredo sólo es posible desde la oposición y únicamente cuando el gobierno va a caer por sus propios méritos.
Si pensamos en los inicios de Zapatero hemos de reconocer que fueron bien distintos. Aún lo recuerdo con gesto grave anunciando por televisión a todos los españoles que había decidido retirar las tropas de Iraq. A muchos nos pareció muy bien -la decisión y la forma de comunicarlo-, a algunos otros seguramente que no, pero lo indudable es que asumió su papel sin escudarse en el ministro de defensa, y eso no admite interpretación. Responsabilidad, gallardía, liderazgo, califícalo como quieras.
Ante la grave crisis que atravesamos se necesita alguien que lidere, que anime, que insufle esperanza. Más aún si nos va a pedir sacrificios. Rajoy no puede esconderse en la Moncloa, ha de salir afuera a encabezar la travesía del desierto, a ser guía, a mostrarnos el camino y recorrerlo con nosotros, repartiendo la poca agua que nos quede para que todos lleguemos a la tierra prometida. De momento parece que habremos de contentarnos con el Sr. De Guindos, el Sr. Montoro y, sobre todo, la Sra. Saénz de Santamaría, a tenor de la rueda de prensa posterior al primer consejo de ministros. Por cierto, ¿qué papel jugaba el Sr. De Guindos en la mencionada rueda de prensa? A mí me dio la impresión del profe que toma la lección a sus alumnos. ¿Será realmente el profe del gobierno?
No me gustan las medidas adoptadas pero, sobre todo, no me gustan las formas ni el tono. Los muy fieles les seguirán de cualquier modo, pero tendrán que ganarse la confianza del resto de nosotros. No les costará mucho, ellos son expertos en confianza.
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