Arroz de sobras (Sobró habichuelas con chorizo)
La tradición de comer arroz en Cádiz no se remonta, como algunos querrían afirmar, a la época de su creación por los inmigrantes de las costas palestinas, ya que estos vinieron cortitos de arroz y largos de economías de mercado. Lo suyo era el comercio a través del trueque y luego con monedas de cambio, similar a Lehman Brothers pero en "güenagente" (Pedro Romero-1994, 2º premio), por qué lo de los broders estos no te vea la que han liado y como han dejado el patio.
Pues eso, que lo del arroz es cosa que trajeron los árabes y que plantaron por el levante peninsular y más tarde, allá por el XIX, se extendió su producción por los humedales de la nación patria, incluso en Cádiz.
Aquí hemos sido más de pasta; de fideitos y babetas, que ya en el mismo siglo existían 17 fábricas de pasta, según leí y me contó Alberto Ramos, amigo y cátedro (Y simpatizante del Madrid, que me enteré el otro día con lo de la afición a las exploraciones oftalmológicas del Mou), y la moda afinaba por las caballas con babetas y no con fideos perla como las preparan ahora, y es que donde esté una buena babeta que se quite el eclesiástico cabellito de ángel.
Y es desde finales de este siglo (El XIX) cuando el arroz comienza a tener una relevancia importante y se elaboran los primeros platos salados de "arroz con". Escribo salados por qué el arroz con leche debe ser más antiguo que lo del mamonazo conde de Essex (Junio de 1.596), y al parecer era lo que estaba comiendo el Alonso Pérez de Guzmán y Zúñiga, VII Duque de Medina, inútil como la primera rodaja del pan bimbo, cuando el primero dejaba manca la imagen de la Vulnerata, (La cual, debo suponer, debe su apodo a este acto), quemaba la flota, se llevaba 40 rehenes nobles y "primos" y dejaba Cádiz sin la sonrisa; un drama, vamos.
Pues eso, que ya se nos pegaba el arroz con leche, pero el "arroz con..." aun no había comenzado a elaborarse los domingos en los güichis, eso fue después y ahora no te cuento más, con lo que gusta en Cádiz un platito de "arroz con...." lo que sea.
Y en ello hemos estado estos días, metidos en un arroz con habichuelas, que es más de Cádiz que una cola del paro.
La génesis de este suculento y socorrido plato hay que buscarla en las habichuelitas con chorizo que sobraron de otra preparación principal. Si en su día no me comí el choricito, pues, ahora, con arroz era el momento.
Partiendo de unos ajitos muy picaditos, media cebollita, un pimientito de cuerno, de los de freír, una cucharadita de tomate frito que siempre debe haber en la nevera y una mijita de aceite, arrancamos un sofrito muy picadito y cuando coloree a doradito, su chorreoncito de manzanilla sanluqueña, dejando evaporar el alcohol; y es ahí cuando recibe el arroz, al que mareamos hasta que no se tenga tieso. Le damos su manita de sal y pimienta y una parte de agua semejante a la cantidad de arroz. Unos meneítos con la cuchara de palo y le incorporamos las habichuelas y el choricito picado; no mucho que pierde su singularidad. Dejamos al amor de la lumbre hasta que el arroz esté tierno que viene a ser unos 20 minutos si se emplea el bomba güeno. Si pidiera agua, pues se le da, que el agua y el pan no se le niega a nadie, y seguro que si la pide es por qué la necesita. Lo dejas cremosito y le das reposo, que es bueno para todo.
Mantel y a comer arroz con habichuelas..........sabrosón.
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