viernes, 8 de junio de 2012

Papitas Crujientes en microondas

Papas Crujientes en microondas


Habrá quien comente a raíz de leer este escrito, que a este tipo de papas se les llama chips. Incluso buscarán en la güiquipedia para corroborar esta opinión. Mi parecer sobre ello, se limita a la simple afirmación de "hay gente pa tó".
A mí me parecen crujientes y otorgo lo de chips para los que meten la bandeja "inside" del horno, o abren la window para ventilar la casa. Cada loco con su tema y esto de los anglicismos es reconocer una tradición culinaria a estos guiris del dios salve a la reina o el lles güi can, que por desgracia para ellos no tienen.
Alguien que fríe con aceite de palma, desde esta tribuna, debería ser enviado directamente a Guantánamo con el mono color butano, sin más; nada de "Me dijo, me dijo". A enderezar plátanos a Canarias, por generar una nación donde las básculas personales son los aparatos más sufridos entre Boston y San Francisco.
De los del cordero a la menta, ni hablamos.
A las papitas crujientes, que es lo que me tiene aquí:
¿Cuánto tiempo empleamos en freír unas finas papitas panaderas que queden crujientes?, un montón. Además manchamos peroles o sartenes, ciscamos el fogón y dejamos la cocina con olor a fritada; todo ello si utilizamos aceite de oliva virgen nuevo, porque si tiramos de otras grasas nos situaremos en el mostrador del freidor de "Las Flores" y la "fritada" pasa a ser "fritanga chunga". Y aunque después de bien fritas las depositemos sobre papel absorbente, siempre arrastraremos algo de la grasa empleada.
Por todo ello, he probado obtener papitas crujientes en el microondas; nada de aceite y solo papitas panaderas bien finitas.


Una vez peladas, las cortamos con mandolina a unos 2 milímetros de grosor como máximo. Las depositamos en un recipiente con abundante agua, le añadimos una buena cantidad de sal, y las enjuagamos para que comiencen a soltar el almidón.
Si las dejamos a remojo durante unas horas, las papas no se oxidarán, manteniendo  su color inalterable. Y justo poco antes de sentarnos a la mesa y dependiendo de la cantidad, nos ponemos a ejecutar esta cocción por radiación que nos dará una papita crujiente como la puerta de una cuadra. Las sacamos del agua, depositamos sobre papel absorbente, secamos y disponemos sobre la bandeja del micro o sobre otra adecuada al aparato, previamente cubierta con papel de horno (Bakery paper que dirían los mismos del "chips") para que no se peguen y ocupando toda su superficie sin que se solapen; de ser así se pegarán como si llevaran "lostite de los chinos".
No cubrimos la bandeja, le damos al máximo y a los 6 minutos le echamos un vistazo, porque en mi horno, es el tiempo suficiente, al tener 900 vatios de potencia. Los de menor fuerza tendrán que incrementar el tiempo en fracciones de minutos, hasta que estén al gusto.
Quedan secas como un accionista de Bankia, de atractivo color amarillo-dorado, ligeras, sin manchar el plato y sobre todo crujientes; incomparablemente crujientes y curiosamente, la textura no es igual a las industriales empaquetadas; tienen un matiz de singularidad que las identifican.


En alternativa al salado en el agua del enjuague, se pueden salar cuando las saquemos del micro, e incluso adobarlas como si de industriales se trataran; un poné:
Ajo seco, pimienta, comino, cebolla seca, orégano, pimentón picante, cúrcuma, guindilla, clavo, alcaravea, anís verde, o cualquier combinación que nos atraiga.
Todas,  menos bañarlas en quechu; antes, invitas a cenar a Rodrigo Rato, al coherente Güindo'95 (Este chavea de la Lehman Brothers, va directamente a Güindos 3.0 y ni una mijita mas) o al simpático Montoro........................no la cagues con el quechu.....con el tomate que yo he hechu.
viernes, 1 de junio de 2012

Ruta del Atún en Conil

Concurso Gastronómico de la Ruta del Atún de Almadraba de Conil


El pasado 29 de Mayo, se celebró, dentro de la XVI Ruta del Atún, el concurso de cocina Tradicional e Innovadora elaborada con atún rojo de almadraba.
El evento se realizó en la Escuela de Hostelería de Conil, bajo la tutela del Patronato Municipal de Turismo, la colaboración de los establecimientos participantes y alguna que otra firma comercial que no pierde puntada para publicitarse, lo cual las honra y estimulan estos eventos que desgraciadamente se hacen cada vez más "PorLaMismaCara", o en caleti del güeno: "BaiDeFeiz", ya que con la excusa de la crisis, los estamentos oficiales le pasan la papa caliente (hoy boniato chungo y frío), a los partícipes y que ellos apenquen con gastos económicos y tiempo, mientras se siguen cargando a la gran sopa, dietas y choferes de coches oficiales.
Me voy a centrar en el acto, que me desvío con cierta facilidad y más indignación. Así que a lo nuestro:
Este año, más concursantes que nunca. Gente joven que quiere hacerse notar, lo cual es como la chapela de un vasco "funda-mental", viejos conocidos y los de siempre que aun no se han enterado que la cocina es algo más que una freidora o una plancha donde se quedaría frenado un tren mercancía, y cada año trastornan el digestivo del sufrido jurado.
Entre tantos, creo que 32, me quedo con no más de cuatro, y sin mucho apuro, con uno solo, que es la Venta Melchor, donde el atún es rojo (Thunnus thynnus), los alcauciles son Conil, el orégano es de monte y los huevos son de gallinas olímpicas. Y no es por resumir, es por los malos recuerdos de acudir a uno de los premiados, pedir el plato concursal y recibir un atraco a factura armada por algo que no se parece en nada a lo que mis ojos habían visto o catado en el certamen. Desgraciadamente, es así como se las gasta algún parodiador de Adriá, con "Aires" de grandeza, esferificaciones (¿Eso existe? o es que las algas son redondas como un chicharito de Paco Vázquez?) y nombres que más que títulos, describen un capítulo completo de "Guerra y Paz y el Fogón de los Zares".
El lugar y la gente:
Pequeño como la paguita de un becario, y mucho más personal que el necesario y sobre todo, croqueteros, grandes croqueteros conileños ávidos de una bandeja y un pelotazo aunque sea de agua corriente.
Participantes, jurado, medio informativos y poco más, o como el chiste: Los de la Novia a un lado y los del Novio al otro. Menos los del grupito del medio ¡Afuera todo el mundo, que esto es un bautizo!. Con eso sería suficiente para el evento.
Muchas caras conocidas, mi amigo Monforte, informando, trabajando, mi apreciado Mauro, de jurado, mi admirado Fernando Córdoba, dando juicio, Paco Vázquez, cocinero antes que hortelano, y unos pocos más detrás de un biombo chungo, tras el que se concentraba el calor y se cocían las tendencias.
Alguna que otra tapita de atún, cortita y con sifón, y al mismo tiempo, comprensible si nos atenemos a la que está cayendo; en barra, la gordita disfrazada de MiArmaLand y refrescos de cola. Todo bien aliñado con una calor a lo sevillano de gorriones con zorongo, que nos mantuvo pegado a una tapia donde la sombrita actuaba de Padre V.Ferrer.


Entre tanto "posturita", croquetero y "experto", mi amiga Petri nos arrimó un plato concursal de los suyos, Roca de Mar, una magnífica composición de cola azul de atún rojo, envuelta en lechuga de mar, ligeramente rebozada en harina, marcada brevemente para no dañar las singular ternura del pescado; cortado a inglete en dos trozos majestuosos, custodiados por una alga ogonori que a guisa de red atrapaba unas pequeñas florecillas de cebollino y un ramallo de mar (Codium) con intenso sabor a burgaillo caletero; todo sobre un charquito de salmorejo de algas y el vivo color de unas flores de chumbera. Directamente al Thyssen de la Carmencita y el Borja, en lugar preferente, y todo ello sin probarlo, por qué a la cata, se reacciona con dos lágrimas de perita, se te ilumina la cara y logras entender que el simpático Rouco, sí, el Varela, esté ahorrando de los leuritos que trincará de la casilla de la declaración, para la campaña de beatificación de Petri. Una inmersión en las aguas de las playas gaditanas. Y la castigan con un tercer premio.


Más adelante y cuando de los gráficos de la barra de la cruzcampo, la gordita disfrazada se había quitado el gorrito por ver si se refrigeraba aunque fuera una mijita, nos encontramos con el plato presentado por Petri a la cocina tradicional: Guisado de Parpatana con compota de manzana y ciruelas. Directamente de telera y sopones monfortianos. Clásico estofado de carrillada aplicado a la carne jugosa de la cara del atún rojo, capaz de resistir el tiempo de cocción necesario para conseguir un perfecto estofado con la textura melosa y sabrosa de un guiso perfecto. Y de nuevo el fallo del tercero.


Con los ricos sabores de estos platos, abandoné el recinto y puse proa al Feduchy, en la Puerta de la Villa de Conil, para saborear la mejor salazón de sardina del mundo este de la Merkel, rematarme con unos macarrones boloñesa del genio de Roberto, y bajar todo con un llintronic, preparado por Melchor, en compañía de excelentes amigos.

Y ahora, te vas a Gibraltar que están muy dadivosos con el temita de los pesqueros, te pides un británico "Fish&Chips", y sales escopetado hacia la frontera, como si Rato te persiguiera la cuenta corriente y te acabas con todo el papel higiénico de La Línea.


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